A una elección de distancia



Reconocernos humanos es darnos cuenta de la perfección que hay en nuestra imperfección; y por supuesto, saber que eso no es ninguna debilidad, al contrario esa suma de imperfecciones nos llevó a la cúspide evolutiva de este planeta con una premisa principal: el ser humano puede lograr lo que se imagine; desde una rueda que ayude a transportarse hasta una civilización poderosa. 

Lo único que se necesita es: Decisión.

Por lo general el mundo nos lleva a la inercia a hacer siempre los mismo, de la misma manera, a movernos con las agujas del reloj, despertarnos y continuar nuestro día dejando atrás sueños, experiencias y personas. Coleccionando primaveras y números en el pastel, la inercia lleva a dejar guardados los sueños y hacernos creer que el tiempo y el esfuerzo son cosas innecesarias, pues ya se ha logrado todo. 

Tomar una decisión es dejar a la inercia atrás,  y con ella, la pereza para la autorealización, dejar atrás las excusas y autosaboteos. Iniciar hoy con la rutina saludable, a caminar unas calles, a hacer ejercicio, a agradecer por lo que tenemos.  El problema radica que muchas veces, cuando tomamos la decisión inmediatamente queremos todo ya, sin paciencia, y en una semana lograr los objetivos de un año. 

Paso a paso podemos llegar donde sea, no hay afán. Si no se sabe qué hacer, dejar de hacer tambien es dejar a la inercia a un lado. Dejar esos microhábitos que no dejan avanzar en el día a día y de eso solo lo sabemos nosotros.

La inercia y el fluir se parecen. No hay que caer en el juego de creer que tirarse a dejar que la vida pase es fluir... el fluir tiene acciones y elecciones, la inercia nos lleva a las partes más terribles del río e incluso dejarnos estancados en algun lugar con peligro de no agarrar nuevamente el caudal.

Espero que este blog sirva de algo para nuestro avance en el río y podamos tomar mejores elecciones.

Con Amor,

Javer.

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